El director del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo, en México, que la crisis económica de 2008 había empujado a la pobreza a 60 millones de personas en todo el mundo. De ellas, 10 millones se encuentran en América Latina.
Zoellick partió reconociendo en su análisis que la recuperación económica mundial es frágil e incierta.
Sus declaraciones se produjeron en México, país donde se encontraba para firmar una serie de créditos a ese país por la cantidad de US$800 millones, con tasas de interés más favorables que las de los mercados financieros internacionales.
Zoellick expresó que su institución había otorgado préstamos a diversos países por un total de US$135.000 millones para paliar los efectos de la crisis económica.
Parámetros distintos
En el encuentro con Zoellick, el secretario de Hacienda de México, Ernesto Cordero, entregó sus propias cifras de nuevos pobres mexicanos tras la crisis desatada en 2008.
Zoellick y Cordero: parámetros distintos para medir la extrema pobreza.
Cordero afirmó que la crisis de 1995 había dejado en México 15 millones de pobres adicionales, y que la crisis actual incorporaba a la pobreza a casi 6 millones de mexicanos.
Pero ello no significa que México aporte el 60% de esos nuevos pobres en América Latina.
Se trata de una disparidad de criterios para medir la pobreza. Mientras para el Banco Mundial sólo es extremadamente pobre aquella persona que vive con poco más de un dólar al día, en México se empieza a considerar pobreza extrema el vivir con US$2,85 al día.
Datos recabados en las últimas semanas aseguran que la economía de Estados Unidos no se está recuperando rápidamente, lo que tendrá un efecto negativo sobre América Latina y, en particular, sobre su vecino mexicano.
martes, 21 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Sesión de Diputados en RD: una gallera legislativa
En la sesión de estreno de los diputados de República Dominicana ocurrió de todo, en donde la solemnidad pasó a ser, es decir, de acuerdo al argo popular, "una Gallera de provincia".
En la Cámara de Diputados, solo faltó que los honorables legisladores llevaran sus gallos y empezaran a rociarlo con salivas mezcladas con tabaco, luego de frotaran sus manos y vociferar “al mío voy”, en alusión las peleas de gallos que se escenifican los fines de semana en las galleras de los pueblos que representan en el Congreso Nacional..
Más de 90 de sus integrantes de la Cámara de Diputados son nuevos y muchos andaban perdidos por los pasillos, además, no conocían la ubicación de sus oficinas ni del hemiciclo, no sabían utilizar el sistema automatizado de votación, a pesar de que participaron en dos sesiones de ensayo y en la toma de posesión.
“¿Dios mío, qué hago ahora, a qué le doy?”, preguntaban los nuevos diputados a sus vecinos los viejos legisladores, al momento de votar.
Un personaje tan respetado como Hugo Tolentino Dipp, ex presidente de la Cámara y que un salón del edificio lleva su nombre, en medio de ese maremoto del primer día, al momento de votar que pulsó el botón opuesto, debido a que no conocía el sistema de votación. “¡Perdónenme, estoy perdido, esto ha cambiado mucho!”, decía Tolentino, durante la sesión iniciada a las 10:45 de la mañana y que terminó a las 3:05 de la tarde.
Tampoco las condiciones técnicas resultaron las apropiadas. El sonido falló constantemente, incluyendo el micrófono del nuevo presidente de los diputados, Abel Martínez y de los voceros de los bloques.
Igual fallo ocurrió con la computadora que registra en pantalla gigante la proporción de los votos. “Eso está loco, directo, no estoy votando y mi voto se marca”, decía la diputada Kenia de Bisonó.
Los más destacados en la sesión del día fueron el comediante Luisín Jiménez y el sindicalista Juan Hubieres. Jiménez atacó despiadadamente a la prensa, a la que responsabiliza de la mala imagen de los diputados.
Hubieres sobresalió, no por su discurso en contra de los ricos y el neoliberalismo, sino por lo que le vociferaban los congresistas peledeístas: “Vividor”, “¿Pagaste las guaguas azules?”, “chantajista, actor, aprende a manejar, dirige un sindicato y no sabe manejar”.
Para acallar las voces, Martínez golpeaba con el mallete y pedía silencio.
Tampoco se quedó atrás “el diputado chino” Radhamés Ramos García, de La Vega, quien hablaba con la prensa, legisladores peledeístas y perredeístas y les decía: “Yo soy un comunista, enviado de Dios, para ser presidente de la República”. Invitaba a sus interlocutores a que imiten su ejemplo comunitario, pues él dice que su salario, viáticos y otros beneficios como legislador los invirtió en una clínica de su ciudad, que se llama “El Buen Pastor”.
Contra la prensa
El único punto que conoció la Cámara de Diputados fue rechazar el proyecto que proponía crear un ministerio para conocer todos los asuntos fronterizos, además de la conformación de las 41 comisiones de trabajo. Todos los proyectos, incluyendo un préstamo de 30 millones de dólares, fueron a comisión.
Después todo se basó en la intervención de los diputados, como Luisín Jiménez, quien dice que la prensa hace ver a los diputados como bandidos o charlatanes.
En la Cámara de Diputados, solo faltó que los honorables legisladores llevaran sus gallos y empezaran a rociarlo con salivas mezcladas con tabaco, luego de frotaran sus manos y vociferar “al mío voy”, en alusión las peleas de gallos que se escenifican los fines de semana en las galleras de los pueblos que representan en el Congreso Nacional..
Más de 90 de sus integrantes de la Cámara de Diputados son nuevos y muchos andaban perdidos por los pasillos, además, no conocían la ubicación de sus oficinas ni del hemiciclo, no sabían utilizar el sistema automatizado de votación, a pesar de que participaron en dos sesiones de ensayo y en la toma de posesión.
“¿Dios mío, qué hago ahora, a qué le doy?”, preguntaban los nuevos diputados a sus vecinos los viejos legisladores, al momento de votar.
Un personaje tan respetado como Hugo Tolentino Dipp, ex presidente de la Cámara y que un salón del edificio lleva su nombre, en medio de ese maremoto del primer día, al momento de votar que pulsó el botón opuesto, debido a que no conocía el sistema de votación. “¡Perdónenme, estoy perdido, esto ha cambiado mucho!”, decía Tolentino, durante la sesión iniciada a las 10:45 de la mañana y que terminó a las 3:05 de la tarde.
Tampoco las condiciones técnicas resultaron las apropiadas. El sonido falló constantemente, incluyendo el micrófono del nuevo presidente de los diputados, Abel Martínez y de los voceros de los bloques.
Igual fallo ocurrió con la computadora que registra en pantalla gigante la proporción de los votos. “Eso está loco, directo, no estoy votando y mi voto se marca”, decía la diputada Kenia de Bisonó.
Los más destacados en la sesión del día fueron el comediante Luisín Jiménez y el sindicalista Juan Hubieres. Jiménez atacó despiadadamente a la prensa, a la que responsabiliza de la mala imagen de los diputados.
Hubieres sobresalió, no por su discurso en contra de los ricos y el neoliberalismo, sino por lo que le vociferaban los congresistas peledeístas: “Vividor”, “¿Pagaste las guaguas azules?”, “chantajista, actor, aprende a manejar, dirige un sindicato y no sabe manejar”.
Para acallar las voces, Martínez golpeaba con el mallete y pedía silencio.
Tampoco se quedó atrás “el diputado chino” Radhamés Ramos García, de La Vega, quien hablaba con la prensa, legisladores peledeístas y perredeístas y les decía: “Yo soy un comunista, enviado de Dios, para ser presidente de la República”. Invitaba a sus interlocutores a que imiten su ejemplo comunitario, pues él dice que su salario, viáticos y otros beneficios como legislador los invirtió en una clínica de su ciudad, que se llama “El Buen Pastor”.
Contra la prensa
El único punto que conoció la Cámara de Diputados fue rechazar el proyecto que proponía crear un ministerio para conocer todos los asuntos fronterizos, además de la conformación de las 41 comisiones de trabajo. Todos los proyectos, incluyendo un préstamo de 30 millones de dólares, fueron a comisión.
Después todo se basó en la intervención de los diputados, como Luisín Jiménez, quien dice que la prensa hace ver a los diputados como bandidos o charlatanes.
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