jueves, 1 de abril de 2010

República Dominicana: parques nacionales, monumentos naturales, áreas de manejo de hábitat y especies



El Sistema Nacional de Áreas Protegidas de República Dominicana ofrece paraísos llenos de esplendores, como son Áreas de protección estricta, parques nacionales, monumentos naturales, áreas de manejo de hábitat y especies, reservas naturales y paisajes protegidos, para el turismo interno, de dominicanos y extranjeros.
La descripción la hace el director de Educación y Capacitación Ambiental del Ministerio de Medio Ambiente, César Amado Martínez.
La zona brinda la diversificación en la oferta turística también.
Muchos lugares cercanos a la capital han sido acondicionados para recibir visitas, entre ellos los Humedales del Ozama, los Manantiales del Cachón de la Rubia y los Humedales de Nigua, así como el Jardín Botánico, el Parque Zoológico y el Acuario Nacional, que permiten entrar en contacto con la naturaleza, además de disfrutar de nuestras flora y fauna.
Al igual que las playas, usted puede decidir ir a la montaña y los parques”, dice César Amado Martínez, de la Direccción de Educación y Capacitación Ambiental, parte del Viceministerio de Educación e Información Ambiental.
En cada parque existe un Servicio de Protección Ambiental, personal técnico en cada área debidamente señalizada, al considerarse que la mejor aliada en la conservación de la naturaleza es la educación.
Antes de ir de excursión las personas deben asegurarse de conocer las normas del lugar que visitan. Como bien señala un material informativo del Ministerio de Medio Ambiente: “Es necesario adaptar su comportamiento al espacio vital sensible existente. Las áreas protegidas son hábitat natural para muchas especies de flora y fauna. Para especies en peligro, es su único hábitat”.
Los espacios protegidos tienen normas y algunas de esas reglamentaciones aplican perfectamente para cualquier otro destino natural que no forme parte del Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

Sin embargo, el director de Educación y Capacitación Ambiental señala que, debido a la sequía, el país atraviesa una etapa de riesgo de fuegos forestales.
Los incendios, que pueden producirse por ignición espontánea o intencional y que se dan mayormente en la cordillera Central y la Sierra de Baoruco, también se desatan de forma accidental cuando, por ejemplo, alguien lanza una colilla, un fósforo o prende fuego para cocinar o hacer una fogata.“Restaurar un bosque que se quema toma muchos, muchos años”, advierte.
La disposición de la basura es otro problema. Muchos dominicanos tienen la costumbre de arrojar desechos desde los vehículos, en las calles, aceras y en los espacios abiertos adonde se trasladan para vacacionar.
Los desperdicios no sólo afean el paisaje; atraen plagas y afectan algunas especies. Cuando desechos no biodegradables son arrojados a las costas ponen en riesgo la fauna marina.
“Otro asunto que tiene un impacto importante es que, a veces, la gente, por llevar un recuerdo, arranca una rama o planta sin siquiera saber si en el ambiente donde la va a llevar puede prosperar”, expresa Martínez.

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